Ha llegado a mis manos afortunadamente algunos números originales del Semanario taurino "Sol y Sombra", del año 1908. ¡Hace nada mas y nada menos que un siglo !. Aprovechando tal fortuna y por pura curiosidad, les voy a transcribir literalmente la crónica de la Corrida celebrada en Sevilla el 25 de abril de 1908, escrita por el cronista PANICO, en el número 618 de la citada revista:
"Se corrió el telón en las corridas de la renombrada feria sevillana del mes abrileño, echando todo el carbón en el cartel. Toros de Miura, por BOMBITA, MACHAQUITO Y MORENO DE ALCALA.
Con alicientes tales no fue de extrañar que en todo el día 25 no se hablase de otra cosa. Por otro lado, la sosería de los diestros en las tardes anteriores hizo que en ésta reanimase la afición y esperase con ansias cosas agradables y emocionantes.
La tarde se presentó cruda y desapacible por el viento que sopló; pero ambas contrariedades no retaron animación a la fiesta. En las primeras horas de la mañana se agotó el billetaje de la solana, y horas antes de dar comienzo la función no quedó un papel de sombra en la taquilla.
La entrada, pues, fue archisuperior, quedándose aún en los pasillos, sin poder entrar al circo, muchos espectadores.
A las tres llovió menudito, pero paró a los pocos momentos. La expectación por el comienzo de la corrida fue inmensa.
Al fin, ocupó el sillón el Sr. Sáenz y se hizo el paseo. Cambiados los trapos y cada uno en su lugar, salió al ruedo el primer miura.
Correliebre de apodo, chorreado en verdugo, bien puesto de alfileres y bonito de estampa. Cumplió con creces en el tercio preliminar, achuchando a las famélicas cabalgaduras con bravura y codicia.
Propinó tumbos de mistó, y se lucieron en quites Ricardo y el Córdoba. Antes, el primero le había lanceado con aseo. Cambiado el tercio, Morenito y Barquero salen del paso sin oir palmas.
Ricardo empuña los de matar y se va al toro, que llega a jurisdicción suya bastante manejable. Bombita, muy confiado y muy cerca, hace una faena astística y de mérito, sobresaliendo los pases en redondo, ayudados por bajo y de pecho, que son coreados con ¡olés!. Sin estar cuadrado en regla el miureño, ataca a volapié señala un pinchazo profundo, saliendo preseguido. Después cuartea al entrar y cobra una estocada baja.
Peineto de nombre, negro zaíno, fué el que salió en segundo lugar. El cordobés veroniquea con aplomo en las primeras veces. El bicho es codicioso y nerviosos. Se llega con interés a los de tanda, propinándoles coscorrones mayúsculos.
Suena el clarín y Machaquito coge los palos. Coloca tres pares, uno cambiado y los otros dos al cuarteo, que le resultan deficientes.
Cambiado el tercio, muletea valiente, pero movido, perdiendo la franela una vez. Se desconfía el diestro y hasta se pone ignorante con el trapo, sufriendo algún acosón. Permite la intervención del peonaje y la ayuda de Ricardo. El socio cuadra, y Machaquito, sin sus peculiares arrestos, larga una estocada muy baja y delantera.
Joven, ancho de encornadura, negro y con bragas fue el tercero. Lances sin arte, pero muy valiente, el de Alcalá de Guadaira.
El de Miura se acerca a los hulanos en cinco ocasiones, dando ocasión a Moreno a poner de relieve su temeridad en los quites.
En banderillas, Recalcao pone un par bueno y Rodas dos superiosísimos. (Ovación).
Antonio Moreno, que viene en busca del desquite de las anteriores tardes, trastea con brevedad y valentía, y entrando derecho como un huso, sepulta el estoque hasta la gamuza en sitio contrario, de tanto atracarse, saliendo cogido y zarandeado; pero sólo con detrimento en la pechera de la camisa y del chaleco. (Ovación grande).
El cuarto, Orejilla de mote, fue negro zaíno y recogido de armas. Prosigue la ovación a Moreno, que da dos recortes a Orejilla, capote al brazo, aumentándose las palmas.
El de D. Eduardo, que es bravo y poderoso, hace buena pelea con los piqueros.
En banderillas Bombita, Barquero y Antolín quedan por lo mediano.
Ricardo sale a matar y comienza valiente y confiado. Pincha sin estrecharse y desde largo. El matador empieza a descomponerse, y a partir de estos momentos Bombita hace una labor desgraciada. Necesitó, para dar en tierra con el rival, tres pinchazos, dos medias estocadas y un descabello; todo ello con desconfianza y visibles muestras de cuarteo y naja. (La protesta fue enérgica y unánime).
Merengue, negro listón y bragado. Con poder, codicia y muy bravamente, arremete contra los lanceros, sembrando de paso el miedo en las huestes de a pie.
De los banderilleros no digo nada, pue su labor fue sosa y sin lucimiento.
A manos de Machaquito, llegó con la cabeza por las nubes. El cordobés no hizo gala de su valor en los pases.
Soltó una en lo alto, ladeada, saliendo sin chismes, y luego media delantera y horizontal. Los peones hicieron entierro y el público les abucheó de lo lindo a todos.
Vuelve a la carga Rafael y tumba al miura de una estocada contraria y un descabello.
Para fin de fiesta saltó al anillo un toro chico, escaso de pitones, negro bragado de pelaje y Llorón de nombre.
Moreno veroniquea deficientemente. El torillo muéstrase duro y con codicia.
Recalcao y el Niño de la Audiencia parean, no habiendo de notable en todo el tercio mas que un par de este último.
Sale Moreno a estoquear entre la expectación del público.
Con la muleta da sólo cuatro pases y pincha bien en hueso; repite con otro en todo lo alto entrando bien.
Recalcao sufre un acosón peligrosísimo. Bombita ayuda con inteligencia a Moreno. Este atiza de nuevo un pinchazo muy bueno; vuelve otra vez y señala otro. Se encoragina el de Alcalá y, atacando con gran fe, agarra un volapié hasta la taza, saliendo empitonado y volteado. El chico salió ileso del percance y el toro rodó sin puntilla.
Resumen: los toros buenos, duros, bravos y poderosos.
Bombita, desgraciado; Machaquito, lo mismo, y Moreno, muy valiente".
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Como vemos, ocurría muchas veces, como hoy en día: "tarde de expectación, tarde de decepción".
"Se corrió el telón en las corridas de la renombrada feria sevillana del mes abrileño, echando todo el carbón en el cartel. Toros de Miura, por BOMBITA, MACHAQUITO Y MORENO DE ALCALA.
Con alicientes tales no fue de extrañar que en todo el día 25 no se hablase de otra cosa. Por otro lado, la sosería de los diestros en las tardes anteriores hizo que en ésta reanimase la afición y esperase con ansias cosas agradables y emocionantes.
La tarde se presentó cruda y desapacible por el viento que sopló; pero ambas contrariedades no retaron animación a la fiesta. En las primeras horas de la mañana se agotó el billetaje de la solana, y horas antes de dar comienzo la función no quedó un papel de sombra en la taquilla.
La entrada, pues, fue archisuperior, quedándose aún en los pasillos, sin poder entrar al circo, muchos espectadores.
A las tres llovió menudito, pero paró a los pocos momentos. La expectación por el comienzo de la corrida fue inmensa.
Al fin, ocupó el sillón el Sr. Sáenz y se hizo el paseo. Cambiados los trapos y cada uno en su lugar, salió al ruedo el primer miura.
Correliebre de apodo, chorreado en verdugo, bien puesto de alfileres y bonito de estampa. Cumplió con creces en el tercio preliminar, achuchando a las famélicas cabalgaduras con bravura y codicia.
Propinó tumbos de mistó, y se lucieron en quites Ricardo y el Córdoba. Antes, el primero le había lanceado con aseo. Cambiado el tercio, Morenito y Barquero salen del paso sin oir palmas.
Ricardo empuña los de matar y se va al toro, que llega a jurisdicción suya bastante manejable. Bombita, muy confiado y muy cerca, hace una faena astística y de mérito, sobresaliendo los pases en redondo, ayudados por bajo y de pecho, que son coreados con ¡olés!. Sin estar cuadrado en regla el miureño, ataca a volapié señala un pinchazo profundo, saliendo preseguido. Después cuartea al entrar y cobra una estocada baja.
Peineto de nombre, negro zaíno, fué el que salió en segundo lugar. El cordobés veroniquea con aplomo en las primeras veces. El bicho es codicioso y nerviosos. Se llega con interés a los de tanda, propinándoles coscorrones mayúsculos.
Suena el clarín y Machaquito coge los palos. Coloca tres pares, uno cambiado y los otros dos al cuarteo, que le resultan deficientes.
Cambiado el tercio, muletea valiente, pero movido, perdiendo la franela una vez. Se desconfía el diestro y hasta se pone ignorante con el trapo, sufriendo algún acosón. Permite la intervención del peonaje y la ayuda de Ricardo. El socio cuadra, y Machaquito, sin sus peculiares arrestos, larga una estocada muy baja y delantera.
Joven, ancho de encornadura, negro y con bragas fue el tercero. Lances sin arte, pero muy valiente, el de Alcalá de Guadaira.
El de Miura se acerca a los hulanos en cinco ocasiones, dando ocasión a Moreno a poner de relieve su temeridad en los quites.
En banderillas, Recalcao pone un par bueno y Rodas dos superiosísimos. (Ovación).
Antonio Moreno, que viene en busca del desquite de las anteriores tardes, trastea con brevedad y valentía, y entrando derecho como un huso, sepulta el estoque hasta la gamuza en sitio contrario, de tanto atracarse, saliendo cogido y zarandeado; pero sólo con detrimento en la pechera de la camisa y del chaleco. (Ovación grande).
El cuarto, Orejilla de mote, fue negro zaíno y recogido de armas. Prosigue la ovación a Moreno, que da dos recortes a Orejilla, capote al brazo, aumentándose las palmas.
El de D. Eduardo, que es bravo y poderoso, hace buena pelea con los piqueros.
En banderillas Bombita, Barquero y Antolín quedan por lo mediano.
Ricardo sale a matar y comienza valiente y confiado. Pincha sin estrecharse y desde largo. El matador empieza a descomponerse, y a partir de estos momentos Bombita hace una labor desgraciada. Necesitó, para dar en tierra con el rival, tres pinchazos, dos medias estocadas y un descabello; todo ello con desconfianza y visibles muestras de cuarteo y naja. (La protesta fue enérgica y unánime).
Merengue, negro listón y bragado. Con poder, codicia y muy bravamente, arremete contra los lanceros, sembrando de paso el miedo en las huestes de a pie.
De los banderilleros no digo nada, pue su labor fue sosa y sin lucimiento.
A manos de Machaquito, llegó con la cabeza por las nubes. El cordobés no hizo gala de su valor en los pases.
Soltó una en lo alto, ladeada, saliendo sin chismes, y luego media delantera y horizontal. Los peones hicieron entierro y el público les abucheó de lo lindo a todos.
Vuelve a la carga Rafael y tumba al miura de una estocada contraria y un descabello.
Para fin de fiesta saltó al anillo un toro chico, escaso de pitones, negro bragado de pelaje y Llorón de nombre.
Moreno veroniquea deficientemente. El torillo muéstrase duro y con codicia.
Recalcao y el Niño de la Audiencia parean, no habiendo de notable en todo el tercio mas que un par de este último.
Sale Moreno a estoquear entre la expectación del público.
Con la muleta da sólo cuatro pases y pincha bien en hueso; repite con otro en todo lo alto entrando bien.
Recalcao sufre un acosón peligrosísimo. Bombita ayuda con inteligencia a Moreno. Este atiza de nuevo un pinchazo muy bueno; vuelve otra vez y señala otro. Se encoragina el de Alcalá y, atacando con gran fe, agarra un volapié hasta la taza, saliendo empitonado y volteado. El chico salió ileso del percance y el toro rodó sin puntilla.
Resumen: los toros buenos, duros, bravos y poderosos.
Bombita, desgraciado; Machaquito, lo mismo, y Moreno, muy valiente".
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Como vemos, ocurría muchas veces, como hoy en día: "tarde de expectación, tarde de decepción".