A los "miuras", en el ruedo, les acompaña una leyenda negra. Las muertes de Manolete, Pepete y El Espartero, entre otros diestros, la han convertido en la ganadería más temida.
Miura es un apellido unido a la Fiesta de los Toros desde tiempos pretéritos. Una leyenda salpicada de sucesos luctuosos. Es leyenda, tradición y fidelidad a un encaste. Miura se asocia a peligro y tragedia. La familia Miura ha conseguido crear un toro diferente a todos los demás.
Divisa: verde y negra en Madrid. Verde y grana en el resto.
Señal: hendido y muesca en la izquierda y despuntada con golpe en la derecha.
Antigüedad: 30 de abril de 1849.
Finca: “Zahariche”, en Lora del Río (Sevilla).
Propietarios: los hermanos Eduardo y Antonio Miura.
Antecedentes:se formó esta en 1842 por Juan Miura con reses de Antonio Gil de Herrera, y posteriormente con otro lote de vacas de José Luis Alvareda, todas ellas procedentes de Francisco Gallardo y hermanos, del Puerto de Santa María (que corre toros en Madrid por primera vez en 1792), de José Rafael Cabrera y Angulo, natural de Arcos de la Frontera, cuyo ganado pastaba en el término de Utrera; ambas procedentes a su vez de los frailes cartujos y dominicos de Jerez y de Sevilla, que antes de la desamortización de Mendizábal estos monjes se dedicaban en Andalucía a la cría de bravo y de caballos (entre los cuales aún hoy tienen fama los cartujanos), agregándole en 1854 sementales de José Arias de Saavedra y otros.
Al fallecimiento de Juan Antonio Miura en 1883, se hizo cargo de la ganadería su hermano Eduardo (que pastaba en la finca sevillana de "El Cuarto", y la llevó a la cumbre de la fama), heredándola en 1917 sus hijos Antono y José, anunciándola: Hijos de don Eduardo Miura.
A finales de 1940 Antonio y José se la cedieron a su hijo y sobrino Eduardo Miura Fernández lidiándose a su nombre hasta su fallecimiento en 1996, cuando pasa a sus hijos Eduardo (foto derecha) y Antonio Miura Martínez (foto izquierda), anunciándose como: Hijos de Eduardo Miura Fernández.
Como ya hemos citado anteriormente, la divisa es verde y grana y en Madrid es verde y negra. Algunos creen que el color negro es como señal de luto, pero he leído que esa no es la razón. La razón es, que la primera vez que se torearon Miuras en Madrid la divisa coincidía con la de otra ganadería mas antigua, la de Plácido Comesaña, por lo que se decidió cambiarla.Transcrito literalmente del libro"Miura, siglo y medio de casta": cuando muere José Rodríguez (Pepete), primero de los tres que con el mismo apodo habían de engrosar la trágica lista de las víctimas del toreo, por las heridas que le produce el toro Jocinero, de D. Antonio Miura, en Madrid el 20 de abril de 1862, se extiende una información totalmente errónea. Alguien afirma que es a partir de esta fecha cuando el ganadero manda poner color negro a la divisa que lucen sus toros como señal de duelo por la muerte del diestro.Y es tal el énfasis que se pone en ello,que todavía más de 100 años después , hay quien lo afirma rotundamente, y como muchas veces se hace, puesto que es costumbre muy española,sin documentación suficiente...".
- La leyenda de los Miuras:
Los toros de Miura tienen mala fama, son varios matadores de toros, novilleros, banderilleros, etc,... los que han muerto por heridas que les han inferido. Sin contar los que han quedado gravemente heridos y lisiados.
Lidiar un toro de miura es todo un reto, toda vez que son astados que aprenden rápidamente, por el sentido que desarrollan, así como también su morfología que los caracteriza, desarrollando gran corpulencia y en consecuencia una gran fuerza en su cuello, por lo que son como norma difíciles de torear. Siendo impredecibles.
La gente llegó a decir que los Miuras pegaban esas cornadas porque tenían el cuello mas largo, porque tenían una vértebra de mas.
El toro de Miura es recogido de barriga, largo, con el cuello flexible. Tiene algo de látigo en la facilidad con que se revuelve. Pero lo que de verdad le diferencia es su personalidad, una especie de capacidad psicológica para darse cuenta de cuándo es dueño de la situación. Cuando sale el toro bueno, es bueno de verdad, te haces con él, y como son largos, de bonita lámina y bien armados, la corrida es un lujo. Pero si te achicas, se da cuenta y entonces va por ti.
Se dice que la leyenda de este toro, el más indómito del campo bravo. Los cruces originales han dado como resultado un toro singular: alto de agujas, "agalgado" o levantado del suelo, largo, de gran caja, huesudo, manos y patas altas, fino de piel y algo lavado de cara.
Su pelaje aporta otra gran singularidad dentro de su variedad: cárdenos, colorados, castaños, sardos, salineros, girones, salpicados, berrendos, luceros, negros zaínos y mulatos. No es un toro astifino, sino de mazorca ancha, gruesa y generosa.
En la lidia es un toro cambiante, nervioso, que aprende mucho y rápidamente, de lidia despierta. También saltan toros de nobleza y fijeza. Toro espectacular desde su salida a la plaza y en el primer tercio. Sin duda, uno de los toros más ágiles que existen y más difíciles para torear.
- El pleito de los Miuras:
Ricardo Torres Bombita promovió el llamado pleito de los Miuras entre 1908-1909 para conseguir que las empresas aumentaran los honorarios de los toreros cada vez que se corriesen toros de esa ganadería. Argumentaba que, si empresas y ganadero se beneficiaban económicamente de la fama de la divisa, justo era que también se beneficiasen los toreros. Su petición la firmaron los principales toreros, pero fracasó por la oposición de la afición, la habilidad de la empresa de Madrid y la falta de solidaridad entre los toreros.
Todos los grandes toreros (de antes) han tenido a gala lidiar Miuras y han triunfado con ellos; porque, si es cierto que «nunca ha habido toros más peligrosos ni de más sentido», también lo es que el número de ellos de calidad excepcional «ha sido abrumador», lo que le ha valido ser la ganadería que más trofeos ha obtenido. (Filiberto Mira, El toro bravo, 1979).
- El comportamiento del encaste de Miura (Del libro "Prototipos raciales del toro de lidia" del Ministerio de Agricultura):
El toro de Miura pasa por ser el más terrorífico de toda la historia del toreo, aún ahora que ha modificado su comportamiento en relación con el que exhibía a finales del siglo XIX y durante las primeras décadas del XX.
Todavía en la actualidad y a pesar de los cambios introducidos en su selección, los "miuras" siguen manteniéndose fieles a su historia y comportándose con frecuencia en el ruedo de forma distinta a la de los restantes toros.
De salida suelen mostrarse abantos, tardan en fijarse en los engaños y les puede faltar un poco de entrega en general.
En el tercio de varas caben todas las posibilidades, que van desde la bravura ejemplar, galopando y recargando, creciéndose al castigo y propiciando un magnífico espectáculo, hasta la mansedumbre declarada, huyendo al sentir el hierro y presentando dificultades a los lidiadores hasta para ponerlos en suerte.
A partir del primer tercio el ejemplar puede cambiar considerablemente. Hay veces que los que han manseado o simplemente han cumplido en varas empiezan a ahormarse y mejorar paulatinamente, y otras en las que declaradamente van a peor.
Incluso los buenos crean complicaciones a los banderilleros en los últimos pares, arrebatándoles con facilidad los palos en el momento del embroque, gracias a su elevada alzada y a su agilidad de cuello, o se frenan e incluso cortan el viaje y corrigen la trayectoria en la misma arrancada.
El segundo tercio es una excelente piedra de toque para saber por donde puede decantarse el toro en la faena de muleta y por eso es conveniente analizar cuidadosamente sus reacciones. Cuando galopan con franquía es posible que acaben entregándose en la muleta, dando salida a su nobleza. Por el contrario aquellos otros que ya plantearon dificultades en el capote y que cada vez piensan más lo que van a hacer a continuación, desparraman la vista y se enteran de todo lo que sucede a su alrededor, pueden ser muy complicados para el diestro.
A la faena de muleta llegan muchos "miuras" sin definirse y por ello su juego dependerá en gran medida de la facultad lidiadora de cada matador, que debe ser capaz de someterlos sin dejar que se desengañen, para sacarles el máximo partido posible en muy pocos muletazos porque, salvo excepciones, suelen tener poca duración en el último tercio y aprenden rápidamente.
Por el contrario, aquellos que son bravos y que embisten con mayor entrega a la muleta, repiten las embestidas, tienen fijeza y posibilitan triunfos importantes, pero eso sí, necesitan siempre de toreros con depurada técnica y mucha decisión para desarrollar sus buenas cualidades, ya que son toros que no permiten equivocaciones.
Siempre es necesario perderles pasos, cruzarse mucho al pitón contrario y tener la serenidad suficiente para esperarlos hasta que meten la cara en la muleta. Una vez ahí el diestro debe hacer gala de su temple, llevando el engaño muy cerca de los pitones, sin dejar que la enganchen para que no se descomponga la embestida y empiecen a puntear o a defenderse. Igualmente deben tener especial cuidado de no dar "adelantones" con la muleta, ya que si existe demasiada distancia entre esta y los pitones, el astado puede ver al torero y desarrollar sentido con rapidez. Nunca debe olvidarse que se trata de toros muy cambiantes y, dada su facilidad para aprender, generalmente los cambios suelen ser a peor, por muy buenos que hayan sido antes.
Los restantes, aquellos que evidencian peligro durante toda su lidia, solo permiten una faena a la defensiva. El hecho de que sean animales rápidos y ágiles de movimientos, pese a su gran tamaño y peso elevado, les permite cazar al torero si éste se descuida, duda, o no acierta a darles la lidia que precisan. En estos casos, los especialistas recomiendan llevarlos muy tapados en la muleta y no dejarles pensar. Buscarles la igualada e intentar acertar con el acero a la primera porque en caso contrario se ponen mucho más difíciles aún, levantando la cabeza y cerrando el paso al diestro. La única ventaja de estos "miuras" es que no equivocan, su peligro es evidente y por eso el aficionado no exige al torero lo que no se puede hacer.
Mansos o bravos, difíciles o manejables y hasta de excelente nobleza, el aficionado sabe aceptar la variedad típica de la ganadería y sus múltiples peculiaridades incluso cuando imperan los aspectos negativos. Los únicos defectos que no admiten nunca en el ganado "miureño" son las deficiencias en la presentación de las reses y la flojedad que han podido manifestar en algunas ocasiones. Estos son sus factores negativos, los únicos que pueden dañar su consolidado prestigio y poner en peligro la leyenda viva que constituyen.
En el campo, los "miuras" son ejemplares de manejo complicado, agresivo y muy propenso a las peleas, que se saldan con numerosas bajas conforme llegan a la edad adulta. Los toros de saca precisan de grandes extensiones de terreno en las que se desenvuelven en solitario o formando pequeños grupos.
Por el contrario sus hermanos menores se muestran mucho más gregarios y sociales, aunque esta tendencia va disminuyendo con la edad. Cuando son añojos, prácticamente forman un único grupo. De erales se empiezan a dividir en varios, que se fragmentan en otros cuando llegan a utreros, y ya de cuatreños son cada vez más individualistas y se hermanan muy poco con los demás toros.
Solo un perfecto conocimiento de sus reacciones y querencias posibilita el manejo, aunque este nunca es fácil, como tampoco lo fue nunca en esta ganadería con anterioridad.
Al igual que los machos, las vacas de Miura son extraordinariamente rústicas y muy adaptadas al terreno donde se desenvuelven. Uno de los rasgos más llamativos de su comportamiento en el campo es su gran curiosidad por todo lo que les resulta nuevo en el entorno. Así, les gusta aproximarse para observar los vehículos o cualquier otro objeto ajeno a su hábitat natural.
También tienen muy desarrollado su instinto maternal y mientras pastan están en todo momento pendientes del lugar donde tienen encamada su cría y se separan poco de allí. Este comportamiento se evidencia principalmente durante las primeras semanas de vida de los terneros, que gozan de mayor autonomía durante los meses siguientes, aunque sus madres nunca les pierden de vista mucho tiempo.- Comentarios:
De salida suelen mostrarse abantos, tardan en fijarse en los engaños y les puede faltar un poco de entrega en general.
En el tercio de varas caben todas las posibilidades, que van desde la bravura ejemplar, galopando y recargando, creciéndose al castigo y propiciando un magnífico espectáculo, hasta la mansedumbre declarada, huyendo al sentir el hierro y presentando dificultades a los lidiadores hasta para ponerlos en suerte.
A partir del primer tercio el ejemplar puede cambiar considerablemente. Hay veces que los que han manseado o simplemente han cumplido en varas empiezan a ahormarse y mejorar paulatinamente, y otras en las que declaradamente van a peor.
Incluso los buenos crean complicaciones a los banderilleros en los últimos pares, arrebatándoles con facilidad los palos en el momento del embroque, gracias a su elevada alzada y a su agilidad de cuello, o se frenan e incluso cortan el viaje y corrigen la trayectoria en la misma arrancada.
El segundo tercio es una excelente piedra de toque para saber por donde puede decantarse el toro en la faena de muleta y por eso es conveniente analizar cuidadosamente sus reacciones. Cuando galopan con franquía es posible que acaben entregándose en la muleta, dando salida a su nobleza. Por el contrario aquellos otros que ya plantearon dificultades en el capote y que cada vez piensan más lo que van a hacer a continuación, desparraman la vista y se enteran de todo lo que sucede a su alrededor, pueden ser muy complicados para el diestro.
A la faena de muleta llegan muchos "miuras" sin definirse y por ello su juego dependerá en gran medida de la facultad lidiadora de cada matador, que debe ser capaz de someterlos sin dejar que se desengañen, para sacarles el máximo partido posible en muy pocos muletazos porque, salvo excepciones, suelen tener poca duración en el último tercio y aprenden rápidamente.
Por el contrario, aquellos que son bravos y que embisten con mayor entrega a la muleta, repiten las embestidas, tienen fijeza y posibilitan triunfos importantes, pero eso sí, necesitan siempre de toreros con depurada técnica y mucha decisión para desarrollar sus buenas cualidades, ya que son toros que no permiten equivocaciones.
Siempre es necesario perderles pasos, cruzarse mucho al pitón contrario y tener la serenidad suficiente para esperarlos hasta que meten la cara en la muleta. Una vez ahí el diestro debe hacer gala de su temple, llevando el engaño muy cerca de los pitones, sin dejar que la enganchen para que no se descomponga la embestida y empiecen a puntear o a defenderse. Igualmente deben tener especial cuidado de no dar "adelantones" con la muleta, ya que si existe demasiada distancia entre esta y los pitones, el astado puede ver al torero y desarrollar sentido con rapidez. Nunca debe olvidarse que se trata de toros muy cambiantes y, dada su facilidad para aprender, generalmente los cambios suelen ser a peor, por muy buenos que hayan sido antes.
Los restantes, aquellos que evidencian peligro durante toda su lidia, solo permiten una faena a la defensiva. El hecho de que sean animales rápidos y ágiles de movimientos, pese a su gran tamaño y peso elevado, les permite cazar al torero si éste se descuida, duda, o no acierta a darles la lidia que precisan. En estos casos, los especialistas recomiendan llevarlos muy tapados en la muleta y no dejarles pensar. Buscarles la igualada e intentar acertar con el acero a la primera porque en caso contrario se ponen mucho más difíciles aún, levantando la cabeza y cerrando el paso al diestro. La única ventaja de estos "miuras" es que no equivocan, su peligro es evidente y por eso el aficionado no exige al torero lo que no se puede hacer.
Mansos o bravos, difíciles o manejables y hasta de excelente nobleza, el aficionado sabe aceptar la variedad típica de la ganadería y sus múltiples peculiaridades incluso cuando imperan los aspectos negativos. Los únicos defectos que no admiten nunca en el ganado "miureño" son las deficiencias en la presentación de las reses y la flojedad que han podido manifestar en algunas ocasiones. Estos son sus factores negativos, los únicos que pueden dañar su consolidado prestigio y poner en peligro la leyenda viva que constituyen.
En el campo, los "miuras" son ejemplares de manejo complicado, agresivo y muy propenso a las peleas, que se saldan con numerosas bajas conforme llegan a la edad adulta. Los toros de saca precisan de grandes extensiones de terreno en las que se desenvuelven en solitario o formando pequeños grupos.
Por el contrario sus hermanos menores se muestran mucho más gregarios y sociales, aunque esta tendencia va disminuyendo con la edad. Cuando son añojos, prácticamente forman un único grupo. De erales se empiezan a dividir en varios, que se fragmentan en otros cuando llegan a utreros, y ya de cuatreños son cada vez más individualistas y se hermanan muy poco con los demás toros.
Solo un perfecto conocimiento de sus reacciones y querencias posibilita el manejo, aunque este nunca es fácil, como tampoco lo fue nunca en esta ganadería con anterioridad.
Al igual que los machos, las vacas de Miura son extraordinariamente rústicas y muy adaptadas al terreno donde se desenvuelven. Uno de los rasgos más llamativos de su comportamiento en el campo es su gran curiosidad por todo lo que les resulta nuevo en el entorno. Así, les gusta aproximarse para observar los vehículos o cualquier otro objeto ajeno a su hábitat natural.
También tienen muy desarrollado su instinto maternal y mientras pastan están en todo momento pendientes del lugar donde tienen encamada su cría y se separan poco de allí. Este comportamiento se evidencia principalmente durante las primeras semanas de vida de los terneros, que gozan de mayor autonomía durante los meses siguientes, aunque sus madres nunca les pierden de vista mucho tiempo.- Comentarios:
"Una vez, en Salamanca, El Estudiante se perfiló para matar y pinchó mal. A la siguiente entrada, el Miura ya había visto el estoque con absoluta claridad. Cada vez que El Estudiante ejecutaba el volapié, el toro derrotaba contra el estoque, se lo apartaba de delante y después le buscaba a él. Fue una angustia interminable".
"Pero también es verdad que esos toros tienen dificultades, que entienden lo que pasa y, sobre todo, que ven si eres débil. Esa es la clave. A mí me ha revolcado algún Miura, pero nunca he tenido una cornada grave. ¿Sabe por qué? Porque, si he tenido miedo, no me lo ha notado. Me he puesto cerca, he apretado los dientes". (Pepe Luis Vázquez, EL PAÍS, 1985).
"Hay otras ganaderías sin esa fama, cuyos toros han matado más toreros. La mala suerte para Miura es que sus toros han matado a figuras, y por eso suena más". (Pepe Luis Vázquez).
"Que no se dé cuenta de que le tienes miedo. Sobre todo que no se dé cuenta, porque entonces abusa de su poder y ya no tienes dónde meterte". (Pepe Luis Vázquez).
«Los Miuras tenían fama de aprender muy rápido. Creo que, en mis tiempos, esa fama correspondía a la realidad. No les podíamos hacer dos veces seguidas la misma cosa porque, a la tercera, ya la habían aprendido y sabían más que nosotros. A los Miuras actuales han logrado quitarles, en gran medida, esta característica.» (Marcial Lalanda, Tauromaquia, 1987).
- Temporada 2009:
Se han toreado 42 toros en plazas de primera, siendo las plazas de Francia su feudo mas importante, donde se han toreado cinco corridas(Arles, Nimes, istres, Bayona y Beziers). En Istres el 19 de junio, al toro "Cañamero" lidiado por Juan José Padilla lo premiaron con la vuelta al ruedo.
- Los toros que a continuación cito, han pasado a la historia lamentablemente, por dar muerte o cornear gravemente al torero por el cual estaban siendo lidiados en la plaza:
- JOCINERO:
Corneó en el corazón a José Rodríguez "PEPETE" el día 20 de abril de 1862 ocasionándole la muerte en la plaza de Madrid.
"Jocinero" toro berrendo en negro, pero predominando el blanco, salió en segundo lugar, y arremetió contra la cabalgadura de Antonio Calderón, a quien dio una caída al descubierto. Acudió "Pepete" al quite, y el animal, que se hallaba corneando al caballo del picador, se revolvió vivamente y corneó horriblemente al valeroso diestro, que entró moribundo en la enfermería, con el corazón destrozado. "Jocinero" tomó con enorme poder 18 varas de Antonio Calderón, Mariano Cortés "El Naranjero" y Andrés Álvarez. Cayetano Sanz, lo mató con desconfianza de dos pinchazos y dos estocadas a volapié. (Ésto es lo que dice El Cossío).
En otros documentos he leído, que:
Pepete fue corneado en el corazón, por el toro "Jocinero" de Miura, en Madrid el 20-4-1862 al repetir la suerte de la garrocha puesto que la Reina no la había visto bien y murió instantes después en la enfermería ya que entró moribundo.
- CHOCERO:
Toro de Miura que hirió mortalmente al seccionarle la yugular, al banderillero valenciano Mariano Canet "LLUSIO" (nacido en Valencia el 1-9-1843) en la plaza de toros de Madrid el 23 de mayo de 1875. Recibió sepultura el día 25. Esa tarde actuaba accidentalmenet a las órdenes del torero "Cara-Ancha".
Así se describe en El Cossío: Toro castaño, ojode perdíz, meleno y astillado del izquierdo. Fue bravo en el primer tercio; tomó siete varas y mató a tres caballos. Llusio (banderillero bastante desconocido) llegó al centro, clavó el par y se quedó parado en el embroque, entonces el toro humilló y al dar el hachazo alcanzó al banderillero voltándolo, pero con tal rapidez por parte del toro, que tuvo tiempo para secundar el derrote antes que Llusio llegara al suelo. Una vez en la arena, el toro arremetió otra vez con gran ímpetu y volvió a cornearlo, esta vez en el cuello. Llusio se levantó y se echó mano a la enorme herida. Le había roto la yugular. Lo llevaron a la enfermería y falleció a los quince minutos. Sus últimas palabras fueron: "¡Agua, que me ahogo! ¡Madre de mi alma, no te volveré a ver!".
- PERDIGÓN:
Toro colorado, ojo de perdiz. Famoso toro por ser el que ocasionó la muerte del torero sevillano Manuel García "El Espartero" en Madrid el 27 de mayo de 1894.
Le dio una cornada en el vientre al entrar a matar. Murió en la enfermería a las cinco y cinco de la tarde. Esa tarde toreaba con A. Fuentes y "Zocato".
Al entrar a matar, al atracarse y cruzarse, el toro le arrolló y el infortunado espada quedó sobre el albero sin poderse levantar. El morlaco se fue a por él y le clavó todo el pitón derecho en el vientre, por debajo de la faja y luego le volteó y le lanzó lejos. Tras recibir la extremaunción, el doctor jefe de servicio don Marcelino Fuentes certificó su muerte a las cinco y cinco de la tarde del 27 de mayo de 1894.
- BEATA:
Vaca que ocasiona la muerte al banderillero y puntillero Manuel Sánchez Criado en la Maestranza de Sevilla el 15 de agosto de 1894.
Beata, vaca lidiada en una corrida económica de Miura para toreros modestos. Era muy peligrosa y fue poco a poco amedrentando a los aprendices. Como nadie quería estoquearla y tampoco salían los mansos por ella el público se fue impacientando, terminando por enfadarse y comenzar a invadir el ruedo. Para evitar males mayores, el sevillano Manuel Sánchez Criado, situado cerca de la barrera y que actuaba ese día como banderillero y puntillero, intentó descabellar a la vaca pero marró, ésta se le arranco y le corneó por la ingle derecha, a resultas de lo cual fallecería tres días después.
- DESERTOR:
Toro negro, lidiado en Barcelona el 7 de octubre de 1905, cogió a Domingo del Campo "Dominguín", infiriéndole una cornada en la ingle izquierda de 17 cm de profundidad, de la cual falleció a las diez de la noche de aquel día. Esa tarde toreaba con José García "Algabeño".
Receptor (aunque según otras informaciones, pero equivocadas, decían que se llamaba Desertor), lidiado en la plaza de Las Arenas de Barcelona el 7 de octubre de 1905. Al arrancarse, tras tomar una vara de Cipriano Moreno y salir suelto, se encontró en su huida con el diestro madrileño Domingo del Campo Álvarez “Dominguín”, al que no dio tiempo a desplegar su capote, arrollándole y dándole una terrible cornada en la región inguinal izquierda, de diecisiete centímetros, seccionando la vena safena, lo que le provocaría la muerte seis horas después, en la enfermería de la plaza, en brazos del picador José Bayard “Badila”. Fue enterrado en Madrid tras una gran manifestación de duelo.
- AGUJETO:
Novillo lidiado en Sanlúcar de Barrameda(Cádiz) el 18-8-1907 y que corneó mortalmente en la traquea al novillero sevillano Faustino Posada falleciendo en la enfermería.
"Agujeto", novillo berrendo en negro. Tras tomar con codicia cuatro varas, fue bien toreado de muleta por el joven sevillano Faustino Posada Carnerero y cuando se disponía a entrar a matarlo, volvió la cara para brindar su muerte al público. El novillo se arrancó de improviso y le propino una cornada en el cuello de diez centímetros que le desgarró la tráquea. Moriría en la enfermería al día siguiente, tras terribles dolores. Su cadáver fue trasladado a Sevilla donde sería enterrado entre grandes muestras de luto en la ciudad , pues era considerado un torero inteligente y artista en todos los tercios y con un gran futuro.
Otra versión menos creíble: "El novillo se había mostrado manso de solemnidad y tras ser banderilleado se refugió en tablas. El novillo se arrancó de improviso y le dio una tremenda cornada en el cuello. El diestro, con toda serenidad, pidió un capote a uno de sus subalternos y se tapó la herida con el engaño".
Por sus propios pies, Posada se dirigió a la enfermería de la plaza, donde fue operado por el doctor José López Ballesteros, quien le colocó una cánula para que pudiera respirar ya que la cornada le había destrozado la tráquea y la laringe.
El joven torero no perdió el conocimiento y al darse cuenta de la gravedad de la cornada pidió papel y lápiz y ordenó llamar al ganadero Eduardo Mirua. Al poco rato apareció el hijo del ganadero, Antonio Miura, pero Posada pidió que viniera su padre.
A las doce de la noche llegó el ganadero a la enfermería de la plaza y el torero pidió de nuevo papel y lápiz para escribir que su familia se quedaba desamparada y rogaba a Miura que se ocupara de ella. La escena resultó conmovedora, impresionando a cuantos la presenciaron. El ganadero, emocinado, dio toda clase de seguridades al diestro.
De madrugada el joven novillero Faustino Posada falleció en la enfermería de la plaza.
- ABUTARDO:
Corneó en la pierna derecha al banderillero valenciano Emilio Moreno "Moreno de Valencia" (nacido en Masanasa-Valencia- el 17-2-1884) en San Sebastian el 15-8-1922. Aliviado de la cornada marchó a reponerse a Valencia y allí sufrió un retroceso hasta tal punto que el 14-9-1921 tuvieron que amputarle la pierna, pero el empeoramiento fue tanto que murió al día siguiente en dicho sanatorio. Así murió uno de los mejores banderilleros del siglo XX.
- AGUJETO (No tengo plena seguridad de que se llamara así, pero así me lo han dicho y así lo escribo, pero con reservas):
Este novillo el día 21-5-1930 corneó en Écija al novillero onubense Pedro Carreño Martínez (nacido en Huelva el 25-8-1908), en el muslo izquierdo con una cornada de 15 cm cuando lo estaba lanceandolo. Trasladado a una clínica de Huelva murió al día siguiente. Era un novillero valiente, que hizo concebir esperanzas, que frustó la desgracia.
- ISLERO:
Toro de Miura mundialmente famoso. Toro negro entrepelado y bragado, nº 21, de la ganadería de D. Eduardo Miura Fernández, lidiado en quinto lugar en la corrida celebrada en Linares (Jaén) el 28 de agosto de 1947. Toro mundialmente famoso por ser el que le infirió al célebre torero cordobés Manuel Rodríguez "Manolete" una profunda cornada en el triángulo de scarpa, de la que moriría en la siguiente madrugada, a las 5 horas y 7 minutos.
Otros miuras que produjeron lesiones gravísimas:
- CIGARRERO:
Toro de Miura que lidiándose el 1 de enero de 1890 en Montevideo, hizo caer al picador José Bayad "Badila", produciéndole una hemorragia pulmonar y graves contusiones en la cabeza.
Toro de Miura que lidiándose el 1 de enero de 1890 en Montevideo, hizo caer al picador José Bayad "Badila", produciéndole una hemorragia pulmonar y graves contusiones en la cabeza.
- CERROJOLO:
Toro de Miura, lidiado en Barcelona el 25 de julio de 1899, hiriendo de gravedad a torero madrileño Antonio Boto "Regaterín".
Toro de Miura, lidiado en Barcelona el 25 de julio de 1899, hiriendo de gravedad a torero madrileño Antonio Boto "Regaterín".
- PAÑOLERO:
Toro cárdeno. Se corrió en el coso francés de Arles, el 10 de septiembre de 1989. Correspondió su lidia al torero francés Christian Montcouquiol "Nimeño II".Al comenzar la faena de muleta volteó al torero, que al caer se fracturó la tercera y cuarta vértebras cervicales, lo que le trajo como consecuencia una tetraplejía. Recobró movilidad, pero no pudo volver a los ruedos. no pudiendo ejercer de nuevo su querida profesión. Dos años después, el 25 de noviembre de 1991, puso fin a su vida.
(Monumento de Nimeño en la puerta del la plaza de toros de Nimes).
Toro cárdeno. Se corrió en el coso francés de Arles, el 10 de septiembre de 1989. Correspondió su lidia al torero francés Christian Montcouquiol "Nimeño II".Al comenzar la faena de muleta volteó al torero, que al caer se fracturó la tercera y cuarta vértebras cervicales, lo que le trajo como consecuencia una tetraplejía. Recobró movilidad, pero no pudo volver a los ruedos. no pudiendo ejercer de nuevo su querida profesión. Dos años después, el 25 de noviembre de 1991, puso fin a su vida.
(Monumento de Nimeño en la puerta del la plaza de toros de Nimes).