Al igual que inserté la crónica de una corrida celebrada en Sevilla el año 1908, haremos lo mismo con una celebrada en Madrid, el 2-5-1908. La crónica la firma Ginés Carrión en el Semanario taurino "Sol y Sombra", número 620:
La empresa madrileña, que sigue paso a paso la gloriosa epopeya española, quiso echar el resto en la corrida del 2 de mayo. Presentó en el ruedo a "Bombita" y "Machaquito"(los Daoíz y Velarde del glorioso arte de la lidia) y a Martín Vázquez, sin llegar a héroe aún, bordea las lindes de la gloria halagadora.
También Mosquera, retrospectivando los hechos históricos nacionales, se acordó de que nuestros antepasados hubieron de vérselas con los extranjeros de Murat, y llevó la cosa con tal celo y ajuste en la última acción de la combina, que soltó una corrida por completo extraña al suelo español.
La gente no se retrajo en ir a la fiesta, y la calle de Alcalá fue hormiguero de atractivos y bellezas. El día fue de gran solemnidad, y a los toros acudieron muchos entusiastas luciendo el típico sombrero andaluz de tonos clarísimos, que nos hicieron pensar en los hermosos días del verano, y abundaron las hembras de mistó que inmortalizara el gran Goya. En palcos, gradas y delantera, lúcense arrogantes esplendideces humanas, y al leve impulso de una brisa suave y lánguida flotan pañolones de Manila y se agitan, azotando cariñosamente rostros ideales, seductores encajes y finas blondas.
A las cuatro y media la plaza estaba casi cuajada. El presidente ocupó la poltrona de preferencia y, entre el calor medio asfixiante de la temperatura y los ardientes compases de la matchicha, las cuadrillas hicieron el paseo, escuchando aplausos de concilio.
Colocada la gente de Bombita en los turnos de rigor, flameó de nuevo el representante de la autoridad el níveo moquero y saltó al anillo el primero de la tarde, que como el resto de sus hermanitos, pertenecía a la vacada portuguesa del Excelentísimo Sr. D. Luis da Gama.
Como el tiempo y el espacio apremian, por tener que dar cuenta también en este número de cuarta de abono, referiré muy a la ligera y en conjunto la labor de diestros y cornúpetos.
Los toros.- El criador lusitano mandó una corrida buena en toda la acepción de la palabra. Los bichos estuvieron bien presentados, fueron finos de tipo y remos, no grandes ni corpulentos, y de defensas se trajeron las que pudieran caer dentro del reglamento, de haberse legislado algo en esta materia pitonuda. Sobresalieron de los seis, dos: los jugados en los lugares cuarto y quinto, en los cuales no cabe mas tonta nobleza, ni mas inofensivas condiciones de lidia.
Esta afirmación no resta apreciables cualidades de bonanza a los otros cuatro congéneres que murieron en holocausto a los recuerdos gloriosos del 2 de mayo de 1808. Todos se apretaron con los de a caballo, pegando recio y certeramente, y ninguno esquivó la pelea con los lanceros, a pesar de que alguno de ellos lo hizo en ocasiones con deficiencias imperdonables, y no faltó el que, con una pupila envidiable y un descaro a prueba de bomba, se fue a los bajos y al cuello.
En banderillas no ofrecieron dificultades, si bien alguno no se arrancó en la forma que era de esperar, debido tal vez a que el peonaje faroleó mas de lo debido.
A la muerte llegaron suaves y bravos. Por exceso de picaduras acabó alguno sin el poder debido en las patas. Además los maestros, como vieron que los astados fueron inofensivos desde la salida, obstináronse en querer torearles a todo trance. ¡Oh, poder misterioso de la tranquilidad!...¡No hubieran mostrado tal terquedad y anhelo de haber sido el ganado bronco y difícil! Y entonces...entonces es cuando deben los maestros hacer eso y no permanecer en la indolencia censurable. Quedamos, pues, en que el Sr. Gama se portó con la cortesía peculiarísima en nuestros vecinos lusitanos. ¡Muito obrigado, excelentísmo señor!.
Entre los seis cornúpetos tomaron 31 varas, y dejaron sin alientos para in eternum ocho escuálidas alimañas.
Bombita.- Quiso el niño y logró su deseo. No cabe hacer mas cosas con el capote. Es hoy día Ricardo el maestro de las perfecciones. Torea suave, tan fácilmente, con tan pasmosa habilidad, que viéndole como estuvo el día 2, parece a todo el mundo que el toreo no tiene dificultades y que está al alcance de todos los humanos.
En quites estuvo adornadísimo y oportuno. Toreando con la capa jugó los brazos y paró los pies como en los tiempos de las odiosas competencias, y bregando estuvo activo, trabajador e incansable.
Nadie como él posee el arte de estar siempre bien colocado y de llegar con puntualidad a los sitios de peligro. Banderilleó sus dos toros, jugando con ellos a cuerpo limpio antes de clavar.
Momentos hubo en que le vimos solo por las afueras, rozándole los pitones los alamares del vestido. Y cuando el sobresalto general tenía en suspenso hasta el aliento del público, cuando creíamos que a los pocos segundos iba a colgarle el toro del pitón, el niño se enmendaba fresco, tranquilo y sonriente, en los propios hocicos de la res, quedándose a dos palmos de ella para entrar fino, artístico y con un estilo irreprochable, a prender los palitroques.
No tuvo suerte Ricardo en la colocación; pero ello no fue obstáculo para que las ovaciones fueran grandes, unánimes y espontáneas.
Con la muleta fue el de siempre. Un profesor acreditado con cátedra para toda la vida. La faena en el segundo con el trapo rojo fue sencillamente superior. Cerca, muy cerca, desafiando al bruto en cada pase con la pierna contraria y dándole golpes en los morros, hizo que el público lo jaleara con ¡olés!.
Con fe y ganas de meterla toda entró la dos primeras veces, teniendo la desgracia de coger hueso, y acabó, no con tanta decisión en los ataques, con dos medias estocadas algo atravesadas y un certero descabello.
Se deshizo del que rompió plaza de un pinchazo delanterillo y de media estocada con aquel defecto y un poquito delantera.
Expuesto ésto, ¿a qué decir que Bombita oyó muchos aplausos?.
Machaquito.- En su segundo fue el ídolo de las multitudes. Hizo una faena emocionante y sensacional con la flámula. Solo faltó que hubiera mordido de coraje al toro. Negro de vergüenza torera tenía el rostro el cordobés.
Se metió en todos los pases entre los pitones y no supe quien era mas bravo, si el toro o él. Volvió Machaquito pro el desquite, y nos recordó aquel Rafael González de los años anteriores, que puso el mingo en guapeza, en valentía, en amor propio y en vergüenza prefesional. Pinchó una vez entrando bien; dió dos medias estocadas mas, atacando con un quintal de pundonor, y descabelló al cuarto golpe.
Envió al desolladero a su primero, previo un trasteo ceñido y valentoncillo, de una estocada atravesada en sentido contrario, efecto de arquear el brazo pacá en el momento de alargarle, y no sin taparle al toro la faz con el refajo.
Oyó tres ovaciones en tres pares de banderillas al quinto toro. En el primer par cambió, aguantando mecha, y luego cuarteó dos buenos, sobre todo el último, que fue de primissimo cartello.
En quites, valiente y con arrestos, y toreando hizo lo que sabe, sobresaliendo dos verónicas de marca refinada.
Martín Vázquez.- El novel matador de toros alcalareño puso de manifiesto, durante la función, una gran dosis de voluntad y unos lógicos deseos de ambición por dejar complacida a la muchedumbre.
No es menos cierto que, por lo general, los buenos propósitos se estrellan contra la mala fortuna. Y eso le pasó a Martín Vázquez.
Hay que descontar también el que meterle a uno con Bombita y Machaco es bastante comprometido en lo que se refiere a éxito. Salir airoso, y mas cuando aún no se está cuajado es suficiente.Vázquez, a pesar de estas leves disculpas a su labor, no tuvo el santo de cara.
Lanceó a sus dos rivales, y vi alguna vez que estiró los brazos en forma y que fijó los pinreles; pero, en conjunto, su trabajo como torero fue movidito y poco vistoso. La faena de muleta en su primero fue insulsa y sin ningún rasgo saliente. Pasó desconfiadillo y sufrió de primeras un hocicazo por colársele el bicho. Se repuso algo y lució a ratos unas mijas de valentía. Desde algo lejitos atacó y señaló un pinchazo en buen sitio, saliendo por la jeta, y acabó con media estocada perpendicular, saliendo trompicado y derribado, siendo milagroso que el toro no se quedase con él cuando gateaba por el suelo. Un certero descabello a pulso puso remate a la cosa y el de Alcalá oyó palmas. En el último hizo una faena sosegadita y tranquila con el paño, si bien abusó en cantidad de muletazos. Citó a recibir, y mas que ésto fue aguantar lo que hizo, y le resultó un pinchazo perpendicular. De nuevo quiso resucitar la suerte y, algo mas ajustado a las buenas reglas, colocó el sable hasta su mitad en lo alto. (Muchas palmas). En lo demás, el muchacho cumplió como bueno.
Lo demás.- Picando Zurito y Arriero. Anotaré también una buena vara de Veneno, después del lanzazo que dió momentos antes al mismo toro.
Banderilleando Barquero, Pepín de Valencia y Chatín muy buenos. Gonzalito, colosal en el par sesgando. Bregando, el primero de los banderilleros citados.
El rescate de Pepe Alameda: “Que no sabe torear es lo que se dice siempre
del torero que no se sujeta a la escolástica vigente”
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*Natural de Chicuelo en Madrid (1928)El Mundo*
*Vuelve a ver la luz “Los heterodoxos del toreo” del gran autor español que
se codeó con Lorca, Altolaguirr...
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